También de Ignacio Escolar (el hijo) leo el día en que se ha rebajado la condena a De Juana, una reflexión que no amplía pero si ratifica estas ideas:
"De Juana ha matado a 25 personas y jamás ha mostrado el menor síntoma de arrepentimiento. Es un sangriento terrorista, un símbolo de la locura terrorista, un ejemplo de lo peor a lo que puede llegar el ser humano. Pero hasta un terrible criminal como él se merece que la Justicia sea ciega cuando mide el delito en su balanza. Y no es por él, no es por el bien del asesino. Es por nosotros."
Escribía yo mismo, el 26 de febrero de 2006, en la Voz de Salamanca:
"Traguémonos la bilis: Los derechos que los etarras negaron con sus armas a sus víctimas deben serles aplicados, pues nuestra razón moral se basa precisamente en el convencimiento de que, aun los asesinos más sanguinarios, deben ser juzgados de forma inequívoca."
Me alegra mucho saber que comparto ideas con alguien que me gusta y que me parece, cuanto menos, muy coherente.
13 de febrero de 2007
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